El Palacio
de los Avellaneda es junto al castillo y la iglesia de Santa Ana uno de los
monumentos más importantes de Peñaranda.
Se
encuentra en la Plaza Mayor de los Condes de Miranda, verdadero centro neurálgico
y monumental de Peñaranda de Duero.
Es un
magnífico edificio renacentista plateresco. La portada de entrada es un buen
ejemplo de este estilo, muy decorado con esculturas y adornos platerescos,
además de los escudos de los Zúñiga, Avellaneda y Cárdenas.
El patio
porticado es extraordinario. Con dos pisos. El inferior con arcos de medio
punto sobre pilares decorados con pilastras clasicistas, mientras que el
superior tiene arcos carpaneles sobre columnas.
El palacio
pudo comenzarse en torno a 1515 estando finalizado en lo básico en 1531, fecha
en la que D Francisco es nombrado caballero del Toisón de Oro, título que no se
recoge en los abundantes escudos que decoran portales y estancias.
Dentro del
patio, cada lado consta de 5 arcos de medio punto que apoyan en altas columnas
de estilo gótico, con una decoración “romana”. El cuerpo superior muestra arcos
carpaneles y se realizaría en torno a 1530. Puede que los artistas que
trabajaran en este palacio estuvieran relacionados directamente con los de la
catedral de Burgos: Francisco de Colonia, Bigarny, Juan de Vallejo o Juan de
Resines.
La portada
está adornada con armas y trofeos al estilo clásico. La composición de la
portada tiene cierta similitud a la portada de la pellejería de Francisco de Colonia,
sin embargo, los ángeles portantes de guirnaldas nos recuerdan a Felipe de Bigarny. Se sabe que Bigarny abrió un taller en
Peñaranda.
Don
Francisco de Zúñiga se había educado dentro del ideal caballeresco y su palacio
era la muestra de su grandeza y la de su linaje.
Los
Hércules que flanquean los escudos significan la virtud del caballero que es
capaz de vencer a los enemigos materiales y espirituales; el noble que
siguiendo la doctrina de la iglesia lucha contra el pecado. En las cartelas
puede leerse unos salmos de Salomón: “Si Yahvé no edifica la casa, en vano
trabajan los que la construyen”. Los angelotes que sostienen las guirnaldas
frutales simbolizan la fertilidad de la casa y a través de sus escudos nos
muestran sus relaciones con las distintas casas nobles castellanas unidas a
ellos por vínculos familiares. Se repite la heráldica de D Francisco de Zúñiga
–Avellaneda y Doña María de Cárdenas.
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