LA
CAPILLA DE LA DIVINA PASTORA
En las inmediaciones de la Plaza Mayor de Burgos se levanta
la pequeña y elegante Capilla de la Divina Pastora, patrona de los comerciantes
e industriales de la ciudad.
Fue Dª Marcelina Santamaría quien extendió su fervor a esta
advocación mariana a otros comerciantes de la zona. En diciembre de 1916 surgió
la “Asociación de Comerciantes e Industriales burgaleses” que eligió a la
Divina Pastora como su patrona.
Años después, en 1924, se unirá a la misma la Cofradía de
Carniceros constituyéndose la nueva “Pía Unión de los Comerciantes e
Industriales burgaleses de la Divina Pastora, Santiago y Santa Catalina”.
El culto a la Divina Pastora tiene su origen en la devoción
de los parroquianos del barrio a una imagen situada en uno de los altares
laterales de la iglesia de San Lorenzo.
Desde 1916 se planteó la posibilidad de construir una
capilla para cuya edificación el gremio
de carniceros cedió el solar de un antiguo hospital. La falta de recursos
económicos supuso un retraso en el inicio de las obras que supusieron la
desaparición del “Hospitalejo” y de su fachada renacentista, obra de Juan de
Salas.
El diseño original de 1925 fue encargado al arquitecto
burgalés José Calleja que planteó un edificio ecléctico que no se llevó a cabo.
El proyecto definitivo es obra del arquitecto bilbaíno Emiliano Amann, con un
diseño de planta rectangular, de una sola nave y cubierta plana.
La fachada destaca por el original uso de la piedra en el cuerpo bajo y del ladrillo
en el superior como recuerdo al Renacimiento burgalés, representado por los
emblemáticos palacios de Castilfalé, la Casa Miranda, o la Casa de los Cubos.
En el cuerpo inferior, el vano de entrada adintelado está
delimitado por pilastras cajeadas de orden jónico. A ambos lados se abren dos
hornacinas que albergan a los patronos de la Cofradía de Carniceros: Santiago y
Santa Catalina. Se corresponde con el alzado interior de la nave y el coro alto
presentando al exterior una imposta corrida que lo divide horizontalmente.
La luz penetra a través de dos ventanales cerrados por
vidrieras decoradas con los símbolos de Santa Catalina y Santiago, y por dos
óculos ovalados en los extremos.
El cuerpo superior presenta una galería de cinco vanos de
medio punto que permiten la iluminación del interior. Culmina la fachada con
una estructura decorativa de hierro fundido de la que cuelga la campana.
En el interior, el presbiterio se acondicionó para albergar
un espacio rectangular destinado a sacristía. A los pies se habilitó un coro en
altura que recibe la luz gracias a los tres vanos abiertos en su fachada.
El edificio ha sufrido hasta nuestros días diferentes
reparaciones, como la efectuada en la cubierta en el año 1931. En 1948 se
entarimó el suelo y, en 1962, se encargó un nuevo altar neogótico y se decoró
el paramento de separación de la sacristía. Ambos proyectos fueron dirigidos por Pablo Barbadillo Hernando.
En 1997 y 1998 se practicó una intervención general con el
fin de conservar y rehabilitar la capilla tanto en el interior como en el
exterior. Se instaló, además, en el óculo central una vidriera que representa a
la Divina Pastora y una alegoría de la Eucaristía, obras realizadas por el
taller burgalés de los Hermanos Barrio.
La última de las intervenciones en el recinto se realizó entre
2004-2007 para instalar en el segundo piso un albergue de peregrinos.
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