Cuando usamos la expresión “No
mezcles churras con merinas” queremos
decirle a alguien que no mezcle temas que no tienen nada en común.
El origen de esta expresión hace
referencia a dos tipos de ovejas que tienen características diferentes:
Las churras son ovejas autóctonas
de Castilla. Sus características físicas más reseñables son su larga y basta
lana, y su cabeza desprovista de pelaje en la que destacan las habituales
manchas negras en el hocico y las orejas.
Como digo estas ovejas no se caracterizan por la calidad de su lana puesto que viven en lugares con unos
climas fríos y desarrollan un pelaje más
largo, áspero y basto. Sin embargo destacan por la excelente calidad de su
carne y también son apreciadas por su leche
La merina por otra parte es la
niña mimada del establo y la que produce la valiosa lana. Si el nombre de
churra hace referencia a lo basto y grueso de su lana, en cambio la merina
procede de los merinos de Castilla, que eran las figuras de máxima autoridad de
la comarca.
Su cuerpo es compacto, con las
patas y cuello cortos. La lana de las merinas es densa, rizada y blanquecina.
Raramente presenta manchas. Esta lana de alta calidad supuso una gran riqueza
para Castilla que privilegió la cría de ovejas merinas y además tenían
prioridad en sus rutas de trashumancia.
Así pues no nos interesa mezclar
las ovejas que nos dan buena carne y
leche con las que dan buena lana