Uno de los Monasterios más bellos de la provincia de Burgos debe su nombre a Domingo Manso, que llega a Silos como abad el año 1041.
Cuenta la tradición que
Santo Domingo nace el año 1000 en la pequeña villa de Cañas y que desde muy
joven tiene el deseo de consagrar su vida a Dios. Pudo comenzar la carrera
eclesiástica en su pueblo, ya que en aquella época solía haber una especie de
seminarios parroquiales, y cursar posteriormente estudios de teología en la
ciudad episcopal de Nájera. Don Sancho, obispo de esta ciudad, confiere a
Domingo el presbiterado cuando apenas contaba con veintiséis años, edad a la
que los otros clérigos recibían solamente el diaconado.
Después de una breve experiencia eremítica, a los treinta años decide
ingresar en el monasterio benedictino de San Millán de la Cogolla. A los dos
años el abad le nombra maestro de los jóvenes que se educaban en el monasterio.
Posteriormente fue nombrado prior de Santa María de Cañas. A pesar de que el
priorato se encontraba en un estado lamentable a su llegada, Domingo consigue sacar
de la ruina al monasterio en muy pocos años, aunque con mucho trabajo y
esfuerzo.
A finales de 1038, Domingo
es nombrado prior del monasterio de San Millán de la Cogolla, como
reconocimiento a la gran labor llevada a cabo en Cañas.
LLEGADA DE DOMINGO MANSO A
CASTILLA
Tras este incidente con el
rey navarro, el rey de Castilla Fernando I le ofrece su protección y Domingo
Manso llega al Monasterio de San Sebastián de Silos en 1041.
El
Monasterio vivía entonces una etapa de decadencia tras haber sufrido una de las
razzias del temible Almanzor, pero todo cambiará en poco tiempo, pues enseguida
el santo se pone a trabajar en la restauración del cenobio. Encuentra
arquitectos, escultores, pintores, orfebres, que nos han dejado algunas de las
más bellas obras del Románico que se pueden contemplar en nuestro país.
También
a Santo Domingo se debe la fundación del Scriptorium y la Biblioteca de Silos
será una de las más ricas de España en la Edad Media. Aquí escribirán los
monjes de forma intencionada las primeras palabras en lengua castellana en unos
libros latinos dedicados al uso litúrgico (glosas silenses).
La
muerte le sobreviene un 20 de diciembre del año 1073 y tres años más tarde es canonizado.
En
este siglo XI hubo cuatro abades santos en monasterios burgaleses: San Iñigo de Oña, SanGarcía de San Pedro de Arlanza, San Sisebuto Cardeña y Santo Domingo de Silos.