La Denominación de Origen Ribera del Duero se fundó en 1982. En aquel momento contaba sólo con 9 bodegas. La famosa bodega Vega Sicilia formó parte de la fundación de esta DO. Hoy en día podemos hablar de alrededor de unas 300 bodegas. Ribera se ha convertido en muy poco tiempo, en una de las D.O. más prestigiosas y más potentes de todo el país.
Esto se debe en primer lugar a su climatología que es muy especial: veranos secos calurosos, inviernos fríos, vientos atlánticos que avanzan por la depresión del Duero que muchas veces conduce a situaciones límite, con heladas primaverales que a veces destrozan cosechas enteras, pero que si no se producen dan lugar a vendimias excelentes.
En sus suaves laderas prosperan las cepas de la variedad
emblemática de este país, la tempranillo, que aquí llamamos tinto fino. La
variedad tinto fino se caracteriza por ser una uva negra de piel gruesa,
madurando temprano para sobrevivir a la corta temporada de crecimientos. Es
capaz de producir vinos complejos que se desarrollan durante un largo período
de tiempo. El vino debe ser 75 por ciento Tempranillo para que sea reconocido
por la D.O. Otras variedades admitidas son Cabernet Sauvignon, Garnacha, Malbec
y la variedad blanca Albillo.
Estilos como "Joven", "Roble",
"Crianza", "Reserva" y "Gran Reserva" indican
cuánto tiempo han envejecido los vinos en roble y en botella.
Tierra de vinos histórica como así demuestran las miles de
bodegas subterráneas donde antiguamente se hacían el vino y que horadan cada
pueblo de la Ribera.
Muchos viñedos de la
Ribera tienen más de 50 años, están plantadas en vaso y se auto regulan. Estos
viñedos tan especiales nos dan la materia prima fundamental para hacer grandes
vinos.
Los nuevos vinos de la RD se caracterizan por tener un bonito
color oscuro, casi negro, frente a los colores teja de los vinos más conocidos
hasta ahora en España. Una nariz tremendamente frutal, potencia y grado en
boca.
Triunfan inmediatamente porque además conectan con los gustos
internacionales.