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viernes, 26 de febrero de 2021

GIL DE SILOE: EL MAESTRO DE LOS DETALLES




 

El post de hoy está dedicado a una gran figura del gótico tardío en Burgos, Gil de Siloé. Para algunos, es incluso, nuestro artista más admirado, por el preciosismo y talento que plasma en sus trabajos.

Poco, o muy poco, se sabe del origen de este ilustre personaje. En ocasiones aparece mencionado como “Gil de Emberres” (Amberes) y otras como “maestre Gil de Vrioles” (Urlianes-Francia), con lo que parece que estamos ante uno de los muchos artistas que llegaron a Castilla en el siglo XV, provenientes del norte de Europa, y por los que la Reina Isabel la Católica sentía una gran predilección.

Lo que sí conocemos, es que vivió en la calle La Calera, donde también tuvo su taller. El Cabildo le vendió en 1498 unas casas por 110.000 maravedíes.

En aquellos tiempos, el Cabildo cuidaba mucho la condición de los habitantes del barrio de la Vega,  así que podemos afirmar, que Gil de Siloé era un ciudadano de prestigio en Burgos, por aquel entonces.

De su vida personal, sabemos también que tuvo dos hijas y dos hijos. Sólo conocemos el nombre de uno de ellos, Diego de Siloé, que siguió los pasos de su padre y trabajó como arquitecto y escultor, llegando a ser un gran exponente del Renacimiento español.

En cuanto a su estilo, es muy personal, con un estilo y técnica completos; un arte que se acerca al del Bajo Rhin, y no sufre cambios, ni evoluciona una vez ya en Castilla. No se deja influenciar por el ambiente como les ocurría a otros artistas.

Muchas son las obras de arte que nos ha legado para nuestro deleite, a algunas de ellas ya les hemos dedicado algún artículo, como el Retablo de la capilla de Santa Ana en la catedral de Burgos. Este retablo es sin duda, junto con el de la Cartuja de Miraflores, el más sorprendente, por la minuciosidad y el detalle de cada una de sus figuras.

Su muerte se sitúa en torno a 1501 o 1505, por entonces, trabajaba en el retablo de Santa Ana de la capilla de los Condestables, dejándolo incompleto y terminando su obra en 1520, su hijo, Diego de Siloé.

La escultura renacentista de “Cristo muerto sujetado por ángeles”, de Diego,  contrasta en el retablo. Los conocimientos profundos de anatomía del artista, se plasman en la musculatura de esta figura. Este retablo ayuda a comprender las diferencias entre la escultura tardo-gótica y el renacimiento en manos de padre e hijo.

Animo a todos aquellos que lean este artículo a que sigan las huellas de Gil de Siloé en la ciudad de mano de uno de nuestros guías oficiales. Para contactar con nosotros, puede escribirnos por email a guiasdeturismoburgos@gmail.com, o en la web www.guiasdeburgos.es.

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