Construida entre 1477 y 1488, por los arquitectos Juan y Simón de Colonia
por orden del obispo Don Luis de Acuña y Osorio, es una de las más ricas e
impresionantes capillas de la Catedral de Burgos.
Todas las capillas fueron en su origen capillas privadas financiadas por
familias ricas y que servían de panteón familiar. En el centro encontramos el
sepulcro del fundador, Luis de Acuña y Osorio, obra maestra de Diego de Siloé.
El retablo, de estilo gótico florido,
es obra de Gil de Siloé, padre de Diego. En él está representado el
árbol de Jessé en torno al abrazo de Joaquín y Ana, padres de la Virgen María. Además
hay representaciones sobre la vida de la Virgen y de sus padres: La expulsión
de San Joaquín del Templo, la aparición del ángel a San Joaquín, el nacimiento
de la Virgen, la presentación de la Virgen en el templo.
Uno de los relieves representa al donante, el obispo Acuña rodeado de sus
acólitos y otro a San Humberto, patrón de los cazadores y santo por el que el
obispo sentía gran devoción.
En la predela, la parte inferior del retablo, están los cuatro evangelistas
representados con sus símbolos
(tetramorfos). El evangelista San Marcos lleva puestos unos binóculos,
algo que no existía en su época. En varias obras de Gil de Siloé encontramos un
personaje que lleva unos lentes, se dice que es su firma y que quizás pueda ser
su propio retrato.