El teatro, excavado en roca, se edificó en tiempos del emperador Tiberio y tuvo una capacidad de 10.000 espectadores, lo que le convertía en uno de los mayores de su época en Hispania.
La política de romanización de los pueblos conquistados hizo que se construyeran teatros, así como anfiteatros, circos, foros y templos, con similares características a lo largo de todo el imperio, desde Hispania hasta Oriente Medio. Hay ciertas semejanzas entre circos, teatros y anfiteatros de la Roma antigua. Todos se construyeron con iguales materiales —piedra y mortero romano— y tenían como fin servir al ocio ciudadano por medio del espectáculo.
Las características principales del teatro Romano derivaron en un principio de las del teatro griego, ya que muchas de las características generales de la arquitectura romana derivan directamente de la arquitectura del período helenístico.
Los primeros teatros se construyeron en madera. Éstos se derribaban después de que el acontecimiento para el cual fueron erigidos concluyera, ya que una ley impedía la construcción de teatros permanentes. Sin embargo, en el 55a.de C. se construyó el Teatro de Pompeyo con un templo para evitar así dicha ley.
Su recuperación ha sido merecedora del premio en la sección de Restauración y rehabilitación otorgado por los Premios bianuales de Arquitectura de Castilla y León de 2004-2005. El jurado destacó «la respetuosa recuperación del teatro y el tratamiento paisajístico general».
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